La Época de Rosas
Durante su gobierno se levantaron el
Teatro de la Victoria, el del Buen Orden y el de La
Federación; sin embargo, ello no implicó el
fortalecimiento de una dramaturgia propia, ya que se
llevaban a escena variedades, espectáculos circenses
y melodramas. Proliferó el teatro propagandístico y
la mejor expresión de estos años fue el Don
Tadeo de Claudio Mamerto Cuenca. Los autores
que optaron por el exilio (José Mármol, Bartolomé
Mitre, Pedro Echagüe) poco aportaron a la escena
nacional. La excepción fue Juan Bautista Alberdi,
quien prefiguró el grotesco en la dramaturgia
argentina con El Gigante Amapolas y sentó
además las bases para la crítica teatral desde las
páginas de la revista La Moda.
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