La figura estimada y
querida de Don Joaquín Larrañaga, a través de sus 44
años que vive en la localidad, es sumamente
conocida.
Llegó a esta localidad en el año
1896, el 15 de octubre cuando estos lugares eran
apenas conocidos; estableciéndose con un negocio de
herrería y carpintería que aún continua en plena
actividad.
Un año después de su residencia,
empezaron a poblar los primeros vecinos de lo que es
este pueblo, como ser: Miguel Mateo, Manuel Garrido,
Zaballa y Naverán, Pablo Bracco y más después
Vicente Benedetto, Ramón Burgos, José Tarres y
otros.
Casado con Doña Mauricia Aramburu,
nacieron de este matrimonio cuatro hijos llamados:
Joaquina, Felipe, José Antonio y Mauricia, los que
cuidan cariñosamente a su progenitor que tuvo la
desgracia de perder a su compañera hace apenas un
año.
El Sr. Larrañaga que aún conserva
un recuerdo claro de los hechos, nos muestra en una
breve visita que le hiciéramos, su primera casa
construida en barro, que conserva como un grato
recuerdo de sus primitivos tiempos.
También nos dice el señor
Larrañaga, que su esposa cuando se dirigió a esta
localidad desde la ciudad de Mercedes ha donde
permaneciera hasta que el señor Larrañaga levantara
su casa, debió viajar en el primer tren que llegaba
a estos lares, que lo fue el 1 de noviembre de año
1896, todo un acontecimiento para la escasa
población de aquel entonces.
Este estimado vecino que a través
del tiempo y su constante labor a contribuido al
progreso de infinidad de obras, fue siempre un
destacado pioners, que se ha labrado un modesto
pasar, que le permite vivir cómodamente contemplando
el panorama de los días presentes y con un recuerdo
cariñoso para época pasada. |